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Nocturnidad y Alevosía

Rasuradas

Hace años charlábamos en la cafetería de la universidad. No recuerdo la hora pues pasábamos allí tanto tiempo que bien podría ser por la mañana o por la tarde, en horario de clase o fuera de él. En esa época añorada vivíamos allí. Cuando tuve que dejar esa vida lo pasé mal, a pesar de los pesares, a pesar de no tener que estudiar más, a pesar de no tener que presentarme a más exámenes…

Le decía una amiga en la cafetería a un amigo mío: a ti lo que te pega es una mujer que vaya siempre peripuesta y una niña muy repollo vestida de rosa y lacitos en las coletas, pero de amante una loba vestida de leopardo. A él por supuesto la idea le encantaba. Nos partíamos imaginándolo, sin darle más vueltas. Si no fue en la misma conversación fue en otra parecida en la que me decían que me veían de cuarentón liado con una decoradora de interiores teñida de rubio y con las tetas operadas. También nos reíamos mucho. Estábamos de broma. Ja ja já, ja ja já. En mi defensa sólo puedo decir que aún no tengo cuarenta y tampoco me he liado con una decoradora de interiores, ni con una teñida de rubio. Nada más.

Hace unos días, hablando con unos amiguetes con unas copas de por medio la conversación fue subiendo de tono poco a poco, como suele ser habitual. En un momento dado alguien dijo: “A mí, para una guarrilla, me gusta que lo lleve depilado entero o con un bigotito, pero no para mi novia”. Con estas cosas yo flipo un pepino.

Aún hay más. He oído chicas de mi edad o un pelín mayores, es decir, empezando la treintena que opinan que ponerse tanga es de guarra. Por otro lado he constatado empíricamente dos cosas: que actualmente las veinteañeras no llevan otra cosa, es más, suelen llevar un “hilo” (así lo llaman), y que a los tíos les excita sobremanera. ¿Son todos los tíos y todas las veinteañeras con tanga unos guarros?

Incluso he llegado a oír cosas como “- ¿Qué tal con esta tía? - De puta madre, menuda guarra follando. - ¿Te la vas a echar de novia? - ¡Qué va tío! A una guarra así no.”

Hace tiempo que me tengo por raro. Antes pensaba que era especial, luego diferente. Finalmente llegué a la conclusión de que soy raro, sin eufemismos. No entiendo que te molen los tangas, los coños rasurados y la lencería de leopardo y a tu novia y/o mujer la quieras con bragas, no quieras que se arregle el parrús y quieras que se vista como un repollo. Además que en lugar de dar juego en la cama prefieras acostarte con un leño.

¿No es más lógico salir con alguien que haga cosas que te gustan? A lo mejor lo que hay que hacer es salir con alguien que creas que es como crees que la gente piensa que tiene que ser, a pesar de que no sea lo que a ti te gusta. ¿Se sale con alguien por no estar solo y luego ve uno lo que le gusta o no de esa persona, o se sale con alguien por las cosas que te gustan de esa persona? Que alguien lo lleve rasurado o no, lleve una ropa interior u otra son cosas que me parecen intrascendentes, pero por lo visto debe ser una característica fundamental para clasificar a las personas, con las implicaciones que eso conlleva. ¿No es más fácil comprarle un conjunto de leopardo a tu mujer repollo que echarte una amante que satisfaga tus fantasías? ¿Tiene que ver “Cuéntame” con esta ola de falso puritanismo?

Yo, como siempre, debo estar en la inopia.

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