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Nocturnidad y Alevosía

Microrrelatos

Dos microrrelatos para un concurso de literatura fantástica. Debe aparecer la palabra Mordor. No me gusta mucho, pero son las reglas.

Encerrado en la torre

Desde que estoy encerrado en lo alto de la torre más alta y con vistas a Mordor mi vida es anodina y triste. La vista a lo lejos sólo me trae oscura desesperanza, en cualquier dirección que mire. No veo forma de salir. Cualquier destino se me antoja peor que el que tengo. Me hundo en el fango del conformismo. He de salir, pero mi espada, antaño reluciente, hoy está mellada. A veces llegan luminosas señales allende las oscuras fronteras, pero son tan leves y estoy tan débil. No me vendría mal una linda doncella por la que luchar, pero no abundan por estos parajes. Algo he de hacer. ¿Qué he de hacer?

Dedo anular

Me fijo a menudo en los dedos anulares de las mujeres. Me percato de que la mayoría de ellas los llevan ensortijados. Dos signos de que me hago mayor. Por suerte aún no me he enamorado de ninguna mujer casada. Cuando así sea, porque me temo que no tardará en llegar, tendré que vérmelas para tomar su anillo y arrastralo hasta el corazón de Mordor para destruirlo. Felicidad. Si no puedo anularlo, éste ennegrecerá lentamente nuestras almas envenenadas. Infidelidad. Así de grande es su poder.

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