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Nocturnidad y Alevosía

Ellas no saben hacerlo

Es conocida mi fe absoluta en las estadísticas, me las creo todas al pie de la letra. Hagamos algunas. La industria del porno americana está conmocionada porque se han encontrado dos actores con sida. Se ha puesto a otras cuarenta y cinco (!) personas en cuarentena por posible contagio. Los actores debían hacerse las pruebas del sida cada tres semanas. Haciendo unos números rápidos obtenemos que entre dos se han ventilado a cuarenta y cinco en tres semanas. Es decir, han bombeado con 1.07 personas por día, aproximadamente. Y de aquí al titular: “Actores porno americanos contagian de sida a más de una persona al día”.

Así de fácil es hacer periodismo amarillo, es por esto que me encanta este género. Tengo más ejemplos, claro. El otro día, mientras esperaba con creciente desconfianza que el avión aterrizase sin contratiempos (y es que cada día me fío menos), sostenía entre mis manos una revista de esas para hombretones, es decir, con fotos de tías ligeras de ropa, reportajes de motor aderezados con más tías más ligeras aún, recetas sobre sexo del estilo “si tomas azúcar se incrementará tu actividad sexual en un 10%” (¿qué coño significa esta frase?)” y consejos para hacerse multimillonario en breves segundos. Encontré entre sus páginas una entrevista a varias “chicas normales” sobre cómo se lo montan los chicos en la cama. Todas se esforzaban en explicar por qué no las dejaban satisfechas, que los tíos no saben tratarlas, y cosas de ese estilo. Toda la revista está llena de topicazos, esas páginas no iban a ser diferentes. Pero esa es justo la cuestión que me da qué pensar. En una revista para hombretones llena de topicazos se toma como tal que los tíos la meten hasta en un guá con tal de meterla y que además no saben hacer disfrutar a las mujeres. Ellas buscan a un tipo cariñoso, sensible, que le toque los botones correctos en el momento correcto pero que en realidad no existe, porque los tíos somos rudas máquinas de culear. Esto, además de ser mentira genera frustración, en ambos sexos. En ellas crea falsas expectativas que producen insatisfacción por un lado y acomodamiento por otro, porque si algo sale mal es culpa de él, que no sabe. Ellos se frustran porque no consiguen satisfacer plenamente a sus exigentes parejas. Y así no vamos bien. Si algo no es verdad es porque no se ha repetido lo suficiente. Es una pena que cada vez más gente crea eso. Y cada vez se repite más lo de macho insensible y mujer insatisfecha.

Cierto es que hay mucho tío petardo por ahí, pero también mucha petarda. A algunos nos gusta que también nos sorprendan. No sólo en la cama. Llevar la iniciativa está bien, pero dejarse llevar también. Me encanta buscar sus puntos sensibles, así como proponer nuevas configuraciones, pero no menos que busquen los míos y aceptar propuestas. Si no es como hacerlo con una muñeca hinchable que al final te dice con voz metálica la puntuación que has alcanzado en función de las dianas puntuables que hayas encontrado. Pero aún más allá. Me gusta proponer un restaurante o un lugar donde tomar un café o unas cañas, pero me gusta mucho más que me lleven. Debe ser que no soy un hombretón de esos. Prefiero decidir un destino para una escapada de fin de semana entre dos elegidos por cada uno, que de un par elegido por mí. Hay que tener una conversación amena, interesante, divertida, inteligente… de cualquier tema. ¿Y tú, niña, qué me cuentas? A mí también me gusta que me cuenten cosas.

Niñas, despertad. La vida es un juego de dos. No está bien estar esperando a que el otro lo haga todo y decir sí o no según convenga. Es muy aburrido, para ambos. Participad, pedid, proponed, excitad nuestro intelecto. Si quieres algo ve por ello, basta de mojigaterías. Ya me sé el rollo de que mola más si te dan lo que quieres sin pedirlo. Pero mola igual en los dos sentidos, acuérdate. Te invito a cenar, a un concierto o al teatro, pero también me dejo invitar, que no pasa nada.

Me aburro. Cansado estoy de petardas. Espero, con creciente desconfianza (y es que cada día me fío menos) encontrar alguna de esas mujeres que exciten mi intelecto y mis sentidos porque entonces, seguramente, me volcaré a hacer lo mismo.

1 comentario

Marta -

El dia en q una tia toma la iniciativa y deja de hacerlo de manera esporádica, deja de ser una criatura adorable y encantadora, para pasar a ser una bruja arpia y mandona. Nadie sabe lo que quiere. Ni nosotras, ni vosotros.