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Nocturnidad y Alevosía

Dificultades

Mujeres hay muchas, tantas como hombres. Aunque a veces no lo parezca, sobretodo por las noches. Incluso hay más que hombres, dicen, un pequeño desvío sobre el cincuenta por ciento, que resulta demográficamente favorable, dicen. Trataré de ir al grano, que luego mis escasos lectores fieles, selecto grupo entre el ya minúsculo número de lectores sin más (comparado con el número de lectores potenciales), me dicen que pierdo la línea editorial. Diversificar es arriesgado en estas lides, porque perder seguidores es mucho más fácil que ganarlos. Una revista de economía puede probar fortuna y añadir una columna de crítica musical, pero hay riesgos que uno no se puede permitir. ¿Cómo se llega a ser crítico musical en una revista de economía? ¿Cómo se llega a ser crítico musical? ¿Cómo se llega a ser crítico?

Volviendo a lo que decía, mujeres hay muchas. Mujeres que me gustan, en diversos grados, también hay muchas. De entre todas estas a las que potencialmente podría acceder a conocer, sólo conozco a un número minúsculo de ellas, y mira que me esfuerzo. Pero últimamente dedico especial interés al selecto grupo, incluido en el anterior, de mujeres que además de gustarme, tienen ese algo más. Siendo honesto diré que algo de tiempo se me escapa con mujeres que ni me gustan. Podría esto justificarse con razonamientos que incluirían un poco de teoría sobre algoritmos genéticos, estadística y aplicación de ambos a comportamientos sociales. Pero no, lo mío es vicio. De ambas opciones puedo dar bibliografía, sobretodo de vicios. Mírese como una manera poco arriesgada de diversificación, por ponerme pedante.

Así que si tenemos a una mujer de las del selecto grupo, como si fuera un dilecto lector fiel, has de hacer las cosas adecuadas para atraer su atención, has de mimar a ambos. Al ser humano le estimulan intelectualmente los problemas que es capaz de resolver con dificultad. Los imposibles o triviales causan rápidamente un tedio insuperable. Vamos, que para entrar en el selecto grupo han de ser chicas difíciles. ¿Decir esto es tirar piedras sobre mi propio tejado? Sin duda. Tengo amigos que llevan esto a extremos casi enfermizos, aunque van progresando.

Por tanto una características de esas chicas con algo más; además de otras a las que me he referido en anteriores ocasiones como su forma de vestir, hablar, o sonreír, en sí mismas y por lo que de ellas se puede deducir, o pequeños detalles como sus ojos claros o su forma de abrir un refresco de naranja; es que no te lo ponen nada fácil. Incluso muy difícil. Hay que estar muy preparado, o parecerlo, que viene a ser lo mismo. Lo mismo tienes que hablar de cocina exótica como de teoría política, sin perder el buen humor y demostrando cintura dialéctica, además de saber bailar, claro. Uno tiene que grabarse los programas de Arguiñano, leer varios periódicos en soporte digital y en papel y cuando acaba de trabajar asistir a clases de baile de salón. Como poco, porque además tienes que ser un tío viajado, divertido, original, un poco cinéfilo, nada superficial y buen chico (que yo no sé ya si esto significa ser políticamente correcto o incorrecto, o según el momento cambia). Saber un par de idiomas ayuda y también tener amigos gays, porque amigos metrosexuales ya no mola, la tele, que lo corrompe todo. Algunos escriben un blog, nada más que para contarlo. Hasta debes llevar la música adecuada en el coche, si no te bajan puntos, así, nada más montarse.

¿Y todo este sufrimiento merece la pena? Claro, es la sal de la vida. Si te lo ponen tan fácil como llevarlas a un par de sitios bonitos y caer en tus brazos, te aburres por trivial. Si te lo ponen tan difícil que al primer error la cagas para siempre, te aburres por imposible. Hay que estar muy preparado y tener muchos salires para aguantar a una chica así, pero es que también hay que estar muy preparada para ser una chica con ese algo más.

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